

Retos del aseguramiento de vehículos eléctricos
El incremento en la venta de los VE presenta una serie de desafíos y oportunidades para el sector asegurador.
Los vehículos eléctricos (VE) pueden tener diferentes perfiles de riesgo en comparación con los de combustión interna, lo que podría afectar tanto las primas como las coberturas ofrecidas.
Las ventas de este tipo de vehículos están creciendo rápidamente y emergiendo como un nuevo grupo de riesgos para la industria de seguros de automóviles.
Cerca de 14 millones de VE se comercializaron a nivel mundial en 2023, representaron el 18 % de todas las ventas y se espera que para 2035 su participación llegue al 50 % (Statista, 2024).
No obstante, mayores tasas de accidentes y costos de reparación plantean desafíos a corto plazo, que pueden requerir una revisión a profundidad en la suscripción de pólizas para este segmento del mercado.
Retos para el sector asegurador
Esta transición hacia la movilidad eléctrica trae consigo importantes retos para el sector asegurador, que pueden afectar la rentabilidad de la suscripción y requerir de una revisión exhaustiva de los procesos de suscripción.
Uno de los retos se debe a los mayores costos de reparación y de repuestos de los VE, porque estos suelen tener componentes tecnológicos más avanzados y baterías costosas, lo que puede aumentar el valor de la reparación, en comparación con los vehículos de combustión interna, y de las primas.
Para muchos VE, no hay forma de reparar las baterías levemente dañadas después de un accidente, lo que obliga a las compañías de seguros a pagar la totalidad del automóvil, aún con pocos kilómetros de uso, lo que genera primas más altas y socava las ganancias del ramo (Reuters, 2023).
De acuerdo con la National Association of Insurance Commissioners (2024), las pólizas para los VE en EE. UU. pueden costar hasta un 20 % más que las expedidas para los de combustión interna.
Así mismo, la prima promedio en el Reino Unido para los vehículos eléctricos a finales de 2023 fue de 1.344 libras esterlinas, aproximadamente el doble del costo de la cobertura para los demás automóviles (Bloomberg, 2024).
Por otra parte, los servicios de posventa pueden verse afectados por la falta de talleres capacitados para reparar VE, esto limita las opciones de los asegurados, alarga el tiempo de las reparaciones y disminuye el nivel de satisfacción de los clientes.
La falta de datos históricos y experiencia con este tipo de vehículos hace que sea más difícil evaluar los riesgos y establecer primas adecuadas, lo cual afecta los procesos de tarifación; esto es especialmente relevante en cuanto a la duración y seguridad de las baterías.
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